domingo, 2 de diciembre de 2012

La historia del señor del veneno.


En la catedral metropolitana del zócalo, podemos observar a este "señor del veneno", un Jesús en la ya conocida imagen crucificada y la sangre en el rostro. Sin duda, el atributo más notorio de esta escultura, es el color de la piel de Jesús, incluso nosotras, sin siquiera saber que este era el señor del veneno, lo vimos y nos preguntamos "¿Por qué ese jesús es de color"?. Es entonces cuando nos acercamos a un cura que acababa de terminar de dar misa y le cuestionamos acerca de esta poco común escultura.
"Es el señor del veneno", dijo él parando en seco frente a nosotros y accediendo a contar la historia.


En tiempos de la Nueva España, existía un hombre muy rico y bondadoso llamado Don Fermín que, cada mañana, iba a misa y después de dejar a los pies de la escultura de Jesús una generosa limosna, le besaba los pies en muestra de adoración y devoción. Existía también en estos tiempos un hombre igualmente rico que el ya mencionado pero con un corazón seco y lleno de envidia. Como todo el mundo quería a Fermín, su enemigo envidioso decidió envenenarlo entregándole un pastel glaseado con veneno. Después de que Fermín agradeciera el regalo, comió el pastel y marchó a la iglesia donde, como siempre, se arrodilló a besar los pies de Jesús, los cuales, al momento, comenzaron a ponerse negros absorbiendo el veneno que Don Fermín tenía en el cuerpo y salvándolo de una muerte segura.

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